
El Fringilo Apizarrado cuyo nombre científico es Xenospingus concolor, es un ave típica de los bosque de Huarango. Es muy llamativa por el color de su plumaje gris azulado, pico y patas amarillas, como también por su canto característico “Tsiotut-tit-tit-tit-tisitut-tit-tit”. Es una especie que se alimenta de insectos y frutos pequeños que le proveen las plantas como el Negrito (Scutia spicata), entre otras. La relación entre esta ave y las plantas nativas se conoce en el mundo de la ecología como “mutualismo” donde tanto la planta como el animal se benefician mutuamente, es decir: el Huarango o Negrito brindan refugio y alimento al Fringilo Apizarrado, mientras que éste se encarga de alimentarse de los insectos que potencialmente dañinos para las plantas. Además, el fringilo ayuda a la dispersión de las semillas y promueve la regeneración del bosque.

Sin embargo, a pesar de su peculiar belleza y función vital para el mantenimiento del bosque, su población y distribución se ha reducido drásticamente, conforme se han ido deforestando los bosques, para obtención leña o para reemplazarlo por campos de cultivo donde esta peculiar ave no encuentra las condiciones óptimas para vivir, como la frondosidad del bosque y los frutos e insectos que le gustan comer, prefiriendo vivir en los pocos relictos de bosques que todavía quedan en pie. Es por estas razones que el Fringilo Apizarrado se encuentra en la lista de las especies de fauna en estado de amenaza (D.S. N° 004 – 2014 – MINAGR) categorizado como vulnerable.

Una manera de evitar que esta especie se extinga en la ciudad de Ica es a través de lo que viene realizando el Proyecto Kew-Perú, con la recuperación y/o restauración de hábitats que antes fueron bosques nativos. Es necesario recalcar que la siembra de plantas se realiza en lugares adecuados, similares a sus hábitats originales. La metodología empleada se basó en el registro visual y auditivo de los ejemplares en campo, en algunos casos se recurrió al uso de playback para reproducir el canto (vocalización) del Fringilo Apizarrado mediante grabadoras comunes, a fin de llamar al ave, cuando a esta no se le podía detectar con facilidad. En cada registro visual se tomaron datos de las actividades que realizaba en ese instante, como las plantas en donde se refugiaba o alimentaba.
Los resultados de las investigaciones se plasmaron en afiches y gigantografías para actividades de educación ambiental en los colegios.

